Opinión
[ Volver ]Recuperar la misión
05/03/2007 - Editorial / Revista CLAVE
Estamos asistiendo a una pujanza de las pequeñas productoras discográficas, mientras perduran los tiempos de crisis para las compañías multinacionales cuyas estructuras, ya en años de bonanza, resultaban excesivas.
La crisis de las grandes ha favorecido el desarrollo de las pequeñas. Los artistas deben buscar caminos y si no los encuentran, los abren.
Las industrias culturales nacen y se desarrollan no sólo para hacer dinero, sino para controlar la producción artística.
Los creadores que se han acomodado a tales industrias han obtenido réditos importantes, aunque, lo asuman o no, su trabajo haya estado condicionado por los intereses de aquéllas.
La industria de la música grabada, que ahora ya no es sólo discográfica o fonográfica sino que quiere ser musical, parece haber olvidado que una de sus misiones originales, además de hacer dinero y de controlar a los artistas, estriba en extender los beneficios emocionales que proporciona la música y llevarla allí donde no cabe una orquesta.
La borrachera de adquisiciones que sufrió hace años por parte de grandes grupos empresariales, de comunicación o tecnológicos, que querían ser más grandes y, para ello, hacerse con los contenidos, es decir, controlar a los que los controlaban, se tradujo en una pérdida de misión de la industria del disco, cuyas principales firmas pasaron a sobrevalorar, más todavía, las cuentas de resultados.
Cuando estos grupos mundiales atenuaron su locura gigantista, números rojos mediante en muchos casos, vinieron las reestructuraciones, ventas, fusiones, etcétera, de las discográficas. La falta de autonomía, primero, y el desconcierto, después, acrecentaron la pérdida de misión.
En éstas, las pequeñas empresas, y, en menor medida, la autoproducción, han empezado a reanimar, pese a la modestia de sus cifras, el mercado.
Se ingresa dinero por varios conceptos. El directo entre ellos. La presión de los músicos por tocar en público es equivalente, en estos casos, a la que ejercen las compañías sobre los medios para difundir sus producciones.
Esos músicos y esas pequeñas empresas, lanzando creaciones artísticas no sometidas, o menos sometidas, al control industrial, son la garantía del futuro.
La expansión del directo no salvará la economía de toda la industria, pero multiplicará las fuentes. Beber en ellas le permitirá recuperar la misión.
Editorial de la revista CLAVE Profesional. Publicado en marzo de 2007.
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