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Leonardo Padura presentó en Barcelona el ensayo autobiográfico 'Ir a La Habana'

11/10/2024 - Jordi Rueda / NoticiasClave.net

eonardo Padura presentó en Barcelona el ensayo autobiográfico 'Ir a La Habana'Leonardo Padura flanqueado por Víctor Amela y Xavier Rosell en la librería +Bernat. Foto: © Jordi Rueda / NoticiasClave.net

Al escritor habanero Leonardo Padura, que acaba de editar ‘Ir a La Habana’ (Tusquets, 2024) le gusta decir que la patria del poeta es la lengua y la del novelista, la ciudad”, sentencia que atribuye al barcelonés Manuel Vázquez Montalbán.

Diríase que tras las nueve novelas con el detective Mario Conde como protagonista, y otras de sus numerosas obras que parten o se desarrollan en La Habana, Padura trata de confirmar plenamente esta premisa.

Este 10 de octubre se celebró en la librería +Bernat de Barcelona la presentación de ‘Ir a La Habana’, un volumen de 324 páginas, que pasea por la capital de la Antilla mayor, desde el barrio natal de Padura, Mantilla, hasta Cayo Hueso, el del malogrado tamborero Chano Pozo, ofreciendo experiencias y percepciones en clave autobiográfica.

El acto de Barcelona, a sala llena, fue presentado por el editor de Tusquets, Juan Cerezo, y fue conducido por el periodista y también escritor Víctor Amela en conversación con Padura y con un otro buen conocedor de La Habana, el también periodista Xavier Rosell.

Leonardo Padura narró su niñez en Mantilla, donde nació su devoción por el beisbol, la cual le llevó a tratar de hacerse periodista deportivo, ya que siendo zurdo y de estatura insuficiente, no podía optar a ser jugador. Cuando intentó matricularse, empero, la carrera había sido suprimida (cosas de la economía planificada de un país socialista) y optó por Letras, donde conoció a su esposa y se hizo filólogo.

Siguió con sabrosas anécdotas sobre la ciudad, su trabajo en medios como El Caimán Barbudo o Juventud Rebelde, su oficio, por fin, de cronista deportivo o musical, así como apuntes sobre las distintas habanas que ha vivido. Todo ello como una verdadera invitación a leer el libro salvo que uno tenga ganas de perderse algo importante.

Xavier Rosell citó la obra de Padura ‘Los rostros de la salsa’ y en otro momento leyó un fragmento del capítulo dedicado a La Rampa, que suscitó notables emociones entre los asistentes. El autor refiere que en la década de 1980, “el Festival de Cine se hizo carne en la avenida, con las noches interminables del Hotel Nacional, un tiempo en el cual todavía era posible escuchar en el Pico Blanco a César Portillo y hasta a Elena Burke y Omara Portuondo, gastar unas horas en el Coppelia, comprar ropa diferente en el Centro Experimental de la Moda y sostener el ejercicio tradicional de andar Rampa arriba, Rampa abajo, por el simple placer de caminar por el corazón moderno de una ciudad que resistía los embates de una desidia institucional que empezaba a ser alarmante”.

Después, mientras Papa Orbe y los Científicos del Sabor empezaban a tocar canciones representativas de la música cubana y en la barra del local se servían mojitos a discreción, Leonardo Padura sentado a una pequeña mesa a la puerta del local, firmó y dedicó libros a más de un centenar de personas que formaron una larga cola en la calle de Buenos Aires, donde está sita +Bernat.

 
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