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Armando López evoca La Habana de los años 50 en el libro 'Boleros prohibidos. La Habana sin Olga Guillot'

12/09/2023 - NoticiasClave.net

Armando López evoca La Habana de los años 50 en el libro 'Boleros prohibidos. La Habana sin Olga Guillot'

El periodista, productor de espectáculos y novelista cubano Armando López Salamó publica 'Boleros prohibidos. La Habana sin Olga Guillot' un viaje que evoca, desde la mirada del autor, la fabulosa Habana de los años cincuenta, la epoca de oro del bolero, remontándose a los orígenes del género y de otros nacidos en la isla, como la guaracha, la rumba, el danzón y el mambo.

“Al paso del tiempo, el bolero se aparejó con el mambo (Benny Moré), la rumba (Celeste Mendoza), el danzón (Barbarito Diez); en México a la ranchera (Javier Solís, Pedro Infante, Antonio Aguilar y muchos otros), y, en cada país, tomó el lenguaje de las diferentes clases sociales”, explica el autor.

López destaca que no era el mismo bolero canción el que cantaba Olga Guillot, en el lujoso cabaret Tropicana, que los bolerones cortavenas, de amores despechados, de Orlando Contreras, Ñico Membiela o Daniel Santos que sonaban en las 10.000 vitrolas (victrolas, jukebox o sinfonolas, en otros países) que llenaban los bares y bodegas de la isla.

“La jerarquía de la vitrola en el ambiente musical latinoamericano incentivó a los autores a componer boleros, para ponerlos a sonar en estos aparatos. Así surgió, junto a los poéticos boleros de Agustín Lara, Oswaldo Farrés o Frank Domínguez, el llamado ‘bolero vitrolero’ en Cuba, ‘cantinero’ en Perú, o ‘arrabalero’ en México”, agrega López Salamó.

En 1959, las discográficas cubanas Gema, Panart y Puchito competían con las americanas Columbia y MGM, gracias a la retroalimentación de las vitrolas.

Tras el triunfo de la revolución, afirma López, "el nuevo régimen necesitaba crear su propia lírica. Surgió la canción revolucionaria, la Nueva Trova. El bolero fue calificado de pesimista y decadente. Olga Guillot, la reina del bolero, fue de las primeras en marcharse de Cuba. Las disqueras serían nacionalizadas, las vitrolas pasarían a los almacenes de trastos. Boleristas de la talla de Orlando Vallejo, Rolando Laserie, Ñico Membiela, Fernando Albuerne, por solo citar unos pocos, se marcharían de Cuba y frente a los cabarés ya comenzaban a cavar trincheras”.

 

 

 

 
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