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Julià Peiró que estás en los cielos

17/01/2017 - Jordi Rueda / NoticiasClave.net

Julià Peiró que estás en los cielosMaruja Garrido escucha atentamente el cante de su hermana Pepa, mientras Ferran, de Can Lluís, le sostiene el abrigo del que se despojó para dar unos últimos taconeos. © Foto: Jordi Rueda.

Anteanoche, en la sala Luz de Gas, todos los artistas que salían al escenario levantaban los índices, como si quisieran señalar al peine del teatro. Pero estaban evocando esa abstracción llamada cielo a donde se supone que van los buenos, incluso los buenos cronistas de la bohemia como fue Julià Peiró, el periodista que manejó con solvencia el relato de lo acontecido en las largas e intensas noches barcelonesas desde mediados de los años setenta y que falleció en mayo pasado.

En 1976, Peiró inició la publicación de una columna diaria en el vespertino Catalunya Express titulada ‘La noche de anoche’. En 1978 empezó a trabajar en El Periódico con ‘Larga es la noche’, marcando estilo de nuevo. Años después dio continuidad a sus crónicas noctívagas en los ‘Telenotícies’ de TV3, donde también realizó en horario de máxima audiencia ‘La casa dels famosos’, programa que antecedió a formatos parecidos que se han ido sucediendo y se suceden en diversas televisiones.

Todo lo que merecía ser reseñado en la farándula barcelonesa y extrabarcelonesa (el término farándula era uno de los que le gustaba manejar reiteradamente) aparecía en las mesuradas crónicas de Peiró, dichas en televisión con voz profunda, algo arenosa, y ritmo pausado.

Si en un principio utilizó para dar nombre a su sección en el Cataluña Express, el título de un célebre bolero de Rene Touzet (el que permitió al compositor cubano seducir a la reina del bolero, Olga Guillot), ‘La noche de anoche’, podríamos decir que la noche de anteanoche, la del domingo, en la sala Luz de Gas, se congregaron varios centenares de amigos del periodista, protagonistas, muchos de ellos, de las noches de bohemia y de espectáculo que describió.

LLENTIES CON DYANGO Y MARIONA

Dyango, por ejemplo, ese gran cantante que se inició como músico en salas como Las Vegas, y al que Peiró le hizo sus primeras fotos profesionales antes de fichar por la discográfica Emi y convertirse en una primerísima figura internacional.

El soberbio baladista del barrio de Sant Antoni, cantó un bolero, ‘Un poco más’, este del mexicano Álvaro Carrillo, no sin antes recordar las lentejas, cocinadas por Mariona, su esposa, compartidas con Julià el día en que este le entrevistó en su casa para ‘La casa dels famosos’. “Les millors llenties que he menjat mai”, dijo entonces el periodista.

Óscar Nebreda y Carlos Núñez, historietista y ninotaire el primero y cronista musical el segundo, ambos compañeros de Peiró en El Periódico de Catalunya, glosaron su figura, mostraron en vídeo fotos históricas, carnés de prensa y pases para salas de fiestas o discotecas, y hasta, ya en petit comité, la colección de braguitas (todas por estrenar) que atesorada ese gran coleccionista que fue también Julià Peiró (estaría bien que algún día se organizará un exposición con los números uno de revistas y periódicos que fue acopiando durante décadas).

Tras la glosa de Nebreda y Núñez, que también sazonaron algunos entreactos, el televisivo Toni Rovira fue presentando la variopinta nómina de artistas, desde el inicio con Nube de María Jan, hasta el fin de fiesta rumbero.

Hubo unos minutos insólitos en un escenario, cuando Nebreda, Núñez y Rovira llamaron a escena a la Sra. Rius. ¿Qué quién es la señora Rius? Pues la madama más conocida de Barcelona, a la que Peiró dedicó dos libros e hizo célebre más allá de su actividad empresarial. Preguntada por el secreto de su éxito, respondió que todas sus chicas de moral distraída, tan necesarias socialmente, dijo, saben escuchar. “Los hombres necesitan que se les escuche”, aseguró. 

Muy emotiva, aunque no actuó, fue la intervención de la actriz Lita Claver la Maña, la supervedette cómica de El Molino durante largos años, acompañada por Las Gemelas. Algunas lágrimas se escapaban de vez en cuando entre el público, pese a que la mayoría de las intervenciones fueron, sobre todo, divertidas. También el burlesque o el travestismo al estilo de los viejos cabarets barceloneses tuvieron su representación en Mery Ferrer y Karla Show, respectivamente.

VOL RAS

El teatro gestual de los magistrales Vol Ras hizo reinar el silencio casi absoluto en la sala. Excelente sketche. El cantante Óscar Janot interpretó su viejo éxito ‘Para siempre, como siempre’ y bailó parte del mismo con Silvia Alabart, la pareja sentimental de Peiró en los últimos ocho años. La actriz y cantante agradeció, después, la presencia de todos, expresó el amor que compartió con Julià y encauzó sus emociones cantando un tango de Cacho Castaña que era uno de los preferidos del periodista, ‘Garganta con arena’, con coreografía de dos bailarines.

El humor y la magia tuvieron su sitio con Cesc Queral, el Màgic Andreu y el ventríloquo Selvin. El espectáculo del hombre y el fuego con el fakir Kirman, sorprendió a todos por su fantasía y espectacularidad. Y, en fin, Claudia Molina o Monsieur Cactus completaron una densa primera parte que dio paso a la sabrosa rumba catalana de Pura Rumba y Patriarcas de la Rumba y al flamenco y a la rumba flamenca de la torrencial Maruja Garrido, tanto o más impresionante ahora que en los tiempos en que era la estrella de Los Tarantos, local que regentaba su marido Joan Roselló, al cual Peiró citaba a menudo en sus crónicas, como aquella en que dio cuenta del primer espectáculo de desnudos integrales, en 1976, en el cabaret La Buena Sombra, del que también era empresario Roselló.

Tras Maruja, salió a escena su hermana, Pepa Garrido, quien improvisó unos cantes, junto a los rumberos, que hicieron sentir el pellizco del flamenco a todos. Lo único difícil, en la larga velada, fue terminarla… porque con las Garrido en el escenario, escoltadas por los propietarios del restaurante Can Lluís, nadie se quería marchar.

Si Julià Peiró, que al cel sigui, si hi ha cel, hubiera acudido al Luz de Gas la noche de antenoche, se lo hubiera pasado muy bien.

 

 

 

 

 
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