Opinión

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Full rights

10/01/2007 - Alejo Smirnoff

Nuestros mercados demuestran máxima actividad y capacidad de consumo para los shows en vivo. Esa aparente inagotabilidad de los fondos disponibles para la compra de tickets algunos la explican en el dinero que el público ha dejado de gastar en discos legales. En ese contexto, la noticia de finales de año ha sido la partida de área de management y generación de conciertos de Sony BMG Sur, desde Buenos Aires.

A ese concepto, que entra en juego principalmente en el momento de tomar artistas, las multinacionales han empezado a llamarlo full rights, derechos completos. No es nuevo en nuestro medio pues los sellos independientes lo hacen con total naturalidad, y las multinacionales lo habían esbozado en la Argentina con la EMI de Alejandro Varela y en Chile con la Warner de Alfonso Carbone. Pero ahora Sony BMG lo hace con una estructura específica, que convierte a la iniciativa en pionera en el mundo.

El tema da para la discusión considerando que la multinacional puede ocupar espacios que hasta ahora eran exclusividad de managers y promotores, sus socios habituales. Otra posibilidad, en una versión que molesta un poco más, es que se dedique a ‘pedir’ porcentajes a uno y otro. Esto último se puede decir que ya se practica, de manera más o menos encubierta, en todos los continentes.

Afo Verde, presidente de Sony BMG Sur, tiene la expectativa de generar un aporte diferente que les sume negocios a los artistas, con aspectos de servicio que no puede ofrecer nadie más. Al fin y al cabo tiene la oportunidad de hacerlo con su gran caudal artístico y, por supuesto, el derecho también.

Así como están planteados nuestros mercados de la región Sur de América Latina, la oferta de promoción de shows es de vanguardia y se puede decir que el medio está bien cubierto, especialmente en cuanto a las plazas principales. Queda tal vez un espacio, que se empezó a volver a ocupar recientemente, en cuanto a hacer grandes shows y estadios en las provincias.

Para los artistas del exterior, que Afo también incluye en el proyecto, el incentivo para aceptar un trabajo del nuevo departamento puede estar en el seguimiento de largo plazo y la búsqueda de sponsors antes de que lo piensen las promotoras, aunque finalmente se sigan haciendo cosas con ellas.

Del lado del management, hay demasiados artistas y las agencias no son tantas, así que aquí el lugar para la nueva área puede ser mayor. No sólo con las figuras nuevas, sino también con consagrados que han dejado de trabajar con las agencias grandes. Podrá así aportar más a un disco y luego vender o producirles conciertos, aunque sea en coproducción con las promotoras líderes. Éstas ven poco afectado su negocio en principio.

Con las figuras de desarrollo, a las que hay que apostar y contener como un manager, es donde aparece la objeción mayor sobre que las discográficas multinacionales nunca lo han sabido hacer.

De todas maneras, otra parte interesante para esta nueva área de management y generación de conciertos está en las sinergias entre los distintos países de la subregión. Aquí definitivamente Sony BMG, con Afo Verde como presidente para todos los países, tiene un factor diferenciador. Cuando decidan un artista prioritario para ambos países, ya no tendrán que convencer a nadie en particular para que lo trabaje. Hubo casos en los últimos años como Joe Vasconcellos, Chancho de Piedra o la propia María José Quintanilla, por citar sólo algunos ejemplos, donde este nuevo concepto hubiera ayudado bastante.

En definitiva, va a haber que darle crédito al nuevo modelo sobre lo qué puede hacer. Son muchas las posibilidades que se abren y el medio musical, felizmente, es en esencia cambiante.

(*) Alejo Smirnoff es el director de la revista Prensario, editada en Buenos Aires con abundante información de los mercados del Cono Sur, y corresponsal de NoticiasClave.com.

 
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