Opinión

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¿De veras se está muriendo el cedé?

05/06/2006 - Editorial de CLAVE Profesional. Marzo 2006

A pesar de las predicciones acerca de su desaparición más o menos próxima, la salud del disco compacto como soporte fonográfico es aún muy buena.

La caída de sus ventas en los últimos años es real. Dista, no obstante, de ser tan contundente como para que podamos ir redactando su necrológica, tal y como insistentemente predican los apóstoles del copyleft y muchos analistas apresurados y agoreros de la propia industria musical.

El cedé y sus reproductores han cedido, y seguirán cediendo, gran parte de su protagonismo a los mp3, a los dispositivos móviles y, en el futuro, a los nuevos equipos y redes de televisión. Pero esa pérdida de protagonismo no supone su desaparición, al menos por ahora.

Antes al contrario, es bien posible que, pasados dos o tres años más de declive, pudieran repuntar sus ventas.

Superando en cifras al adicto a las descargas de la Red, existen otros tipos de públicos para la música grabada. Entre ellos los aficionados a la música clásica, el jazz, el heavy metal, la salsa, etcétera, o los fans de determinados artistas, que encuentran en un cedé bien editado, con textos de tamaño legible, un objeto satisfactorio.

No queremos decir con esto que el disco compacto sea el futuro. No lo es, pero tampoco es, hoy por hoy, el pasado.

El cedé ha sido el soporte más comercial de la historia de la música grabada y su comodidad de manejo sigue avalando su uso.

A principios de los 80, cuando llegó, la industria fonográfica tenía en su memoria el impulso que experimentó con la aparición del microsurco a finales de los 40.

Se aplicó la lección y puso todo el entusiasmo comercial en ganar dinero. Ganó mucho, lo gastó a veces en cosas superfluas (es decir, relegó la búsqueda y promoción de nuevos talentos) y, sin alcanzar las dos décadas de bonanza, empezó a perder identidad.

Después, al estar sus majors en manos de grupos económicos gigantes obsesionados por la crisis de su propio gigantismo, nadie atendió a las necesidades estratégicas del sector. Recolectar sin sembrar, parecía la consigna.

Para la industria y sus grandes multinacionales, lo peor es que se han desacreditado entre sus clientes. Y lo mejor, quizá, es que hay una nueva pujanza de las independientes y de la autoedición.

Es decir, se expande una nueva diversidad y ésta es siempre más provechosa para la creación artística y para la cultura que la concentración.

Se derrumban modelos, también los de difusión y promoción, los directos en locales pequeños y medianos vuelven a ser esenciales, la Red abre posibilidades ilimitadas a la exposición de ideas y a su discusión apasionada por sus seguidores…

Se abre, pues, el horizonte de una nueva era para el disfrute artístico y, de momento y todavía por unos cuantos años, con el cedé como soporte principal de la música grabada.

Editorial de la revista CLAVE Profesional. Publicado en marzo de 2006.

 
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