Opinión

[ Volver ]

Valerio Lazarov

12/08/2009 - Manolo Royo/NoticiasClave.net

Corrían los años 70, yo también tras el éxito, corría por ser conocido en Madrid, de sala en sala de fiestas, hasta que un gran día me contrataron en Pavillón, una estupenda sala en mitad del parque del Retiro, junto a Florida Park, la gente más chic acudía a cenar, bailar, tomar una copa y ver el espectáculo, el techo corredizo, la frondosidad de su entorno y las estrellas del firmamento que se unían con las que nos visitaban lo hacía muy especial. Tras la orquesta del Conde Rangone, comenzaba mi actuación. Por mi afán en conseguir el éxito antes de hora, salía más nervioso de lo habitual. Le daba una propinilla al portero para que me dijera que personajes nos visitaban, y, de esta forma, poder dedicarles una imitación o pedirles un aplauso y de esta forma conectar con ellos, puesto que era habitual que tras esta dedicatoria el personaje entrara al camerino para felicitarte por la actuación. Por este procedimiento conocí a grandísimos artistas y personajes públicos, ministros incluidos, pero no logre conocer en esa época al rey midas de la televisión: Valerio Lazarov. Y venir vino. Había escuchado que en Pavillón había un cómico nuevo que no estaba mal y allí se presentó. Al parecer llego solo, pero la profesionalidad del representante de otro cómico hizo que éste no entrara… Aun no sé cómo se entero de que Valerio iba a venir a verme aquella noche, pero el tipo junto a dos señoritas impresionantes, a juzgar por las descripciones del portero, lo esperaban en la puerta. Al llegar Valerio, fue saludado y adulado por éste hasta que consiguió que Lazarov diera media vuelta y se fueran los cuatro a cenar a otro lugar. Curiosamente el pupilo de este representante trabajo mucho tiempo en los programas de Valerio.

¡NO VA MAS! Programa concurso que aún no se ha estrenado y que como tantos otros han recorrido toda la geografía televisiva hispana incluyendo sus productoras independientes y asociadas, y nada. Cansado ya de ir de un lugar a otro. -He de recordar que en España, las cadenas televisivas, prefieren pagar por un programa que haya tenido éxito en Finlandia, Suecia o Australia, que uno creado aquí para los de aquí, por eso importamos más que exportamos- (De nada).

Programa concurso donde todo era concurso, con él bajo el brazo me acerque a Torre Picasso; tras un montón de controles accedí a la planta donde se encontraba Valerio y su despacho.

Serían las 12 y poco cuando llegue, tras presentarme y preguntar me dijeron de esperar: ¿Pero está? Si, no te preocupes que ahora sale.

Sobre las dos y algo, sin moverme de la salita de espera, me acerque a una máquina expendedora por agua y chocolatinas que comí sin quitarle el ojo a la puerta de su despacho.

Los trabajadores me miraban con ojos de admiración y pena, yo permanecí sentado hojeando el guión casi ocho horas.

A las 7:45 se abrió la puerta de un despacho que más parecía un control de televisión, montones de monitores emitía imágenes de otros tantos canales. No sentamos y me dijo: Tú dirás. Y dije hasta contarle con pelos y señales todos los entresijos del programa, me escucho sin apenas interrupción, pequeñas matizaciones o cosas que no expliqué bien, al terminar dijo: Hay por ahí algo parecido. Cogió un bolígrafo rojo, me dio la sensación de que fue al azar, y escribió en un posit que pego sobre las tapas del guión. Levantó su viva mirada y me dijo que lo estudiaría, que se lo enviaba al jefe de programas y que ya me dirían algo.

Sin ningún tipo de sensibilidad el jefe de programas me envió de vuelta el guión con una nota “tipo” que decía lo que dicen todas, que muy mono, pero que no, gracias. La falta de sensibilidad se la encontré al no quitar este el posit, la nota que había escrito Valerio: NO INTERESA, DEVOLVER.

Años más tarde es él el que me llama porque está haciendo un programa especial sobre Toni Leblanc y quiere que intervenga en el. Era simple, sabia de mi admiración y buena relación con Toni y cuando le pregunto sobre mi incursión en el programa Toni acepto encantado.

Salí y comente un par de anécdotas que me unían a Toni y que tenían mucha gracia. Cuando empezaba allá por el año 71, 72, cada vez que iba a Portugal a comprar sabanas y toallas o cuando regresaba de Canarias con cinco o seis botellas de güisqui y diez cartones de tabaco, cuando el vista, el guardia de la aduana que entonces había que pasar me revisaba y encontraba tanta abundancia de lo restringido-prohibido, me decía: Cartones de tabaco solo puede pasar uno por persona y yo sacando mi publicidad les decía: Mire usted, soy Manolito Royo, cómico, que estoy empezando y como Toni Leblanc sabía que me iba a Canarias me ha dicho: Manolito, tráete unos cartones y unos güisquis.

Y claro, no le voy a decir que no.

La reacción del agente no se hacía esperar: ¡Hombre, siendo para Toni Leblanc! Jamás me quitaron tabaco, toalla o botella alguna.

Valerio por hacer ese programa me ofreció una cantidad que no pude aceptar por respeto a lo que Narciso Ibáñez Serrador me pagaba cada semana. De manera que le dije: Como es un homenaje a Toni, se lo da usted a él.

Nada más, en dos o tres eventos que hemos coincidido posteriormente, un hola Manolito y un hola Valerio han bastado para mantener una cordialidad, pero hoy me la ha vuelto a jugar. Ayer falleció, su capilla ardiente se colocó en el tanatorio que hay en Tres Cantos, lo vi por televisión, la noticia y a los amigos que se acercaban a dar el pésame. Iré mañana por la mañana, puesto que hasta la tarde no lo incineran así encontrare menos cámaras, aun me dan pudor.

Esta mañana querido Valerio me he levantado duchado y afeitado, me he acercado a las once y media para darte el adiós y el pésame a tus familiares, pero no estaban, tu si, en el 17, pero me han dicho que tu familia no abre las puertas hasta las cinco de la tarde, de cinco a ocho. Está visto que lo tuyo es no recibirme. A sí que te dejo esta nota. Un abrazo y hasta siempre.

*Manolo Royo es cómico y, como el mismo refiere, trabaja como tal desde los años 70, cuando empezó adquirir gran popularidad gracias a la televisión, medio donde conoció al realizador Valerio Lazarov, fallecido el 11 de agosto en Madrid a los 73 años de edad.

 
Go to top of page
En cumplimiento con Ley 34/2002 de servicios de la sociedad de la información, te recordamos que al navegar por este sitio estás aceptando el uso de cookies propias y ajenas. Acepto + info