Opinión

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Editorial CLAVE: Creer en el futuro

03/07/2007 - CLAVE Profesional

Editorial CLAVE: Creer en el futuro

El dinamismo del mercado cultural español está propiciando que se creen numerosos conflictos de intereses entre sus agentes más innovadores y los que defienden la estabilidad y el crecimiento desde las parcelas en que están aposentados.

Esta confrontación es visible en todos los sectores del mercado, pero especialmente en el de la música, donde parece que todo el mundo está convencido de que el gran negocio, de ahora y del futuro, es el directo.

A muchos profesionales de la industria musical, que son los ejecutantes, los autores, los editores, los productores, los técnicos, los mánagers, los representantes y los directivos de las compañías, principalmente, a menudo les ha parecido cosa de otros imponer tendencias.

Diríase, a veces, que la resistencia a los cambios es un elemento nutricio en la planificación de su trabajo. Se acepta, paradójicamente, que el negocio se estimula con la novedad constante o de temporada, y que ésta siempre es imprevisible. Nunca se ha sabido bien lo qué va a pegar, ni qué artistas, compañías de discos o representantes se van a llevar las grandes tajadas. Pero la crisis de la industria fonográfica no responde sólo a su falta de reflejos ante cambios tecnológicos. Todo el negocio de la música está asistiendo a cambios de modelos comerciales, incluidos los del directo.

Por ello se están empezando a descolocar y a perder perspectiva bastantes profesionales que operan en esa área, la del directo, aunque sus bolsillos todavía no lo hayan notado.

En España, además, nunca se ha alcanzado la normalidad cultural necesaria para vivir la música y el arte con las infraestructuras adecuadas. No hay aun circuitos que permitan una estabilidad laboral suficiente a los músicos ni consolidar hábitos culturales a los públicos. Ir a unos cuantos conciertos en verano no es suficiente. Hace falta música en directo a diario, asequible y en todas las poblaciones. Los responsables políticos que, pudiendo hacerlo, no permitan que se desarrolle la vida cultural con actuaciones en bares o auditorios o calles o teatros o teatritos todos los días, incumplen con su función. En nuestras ciudades se persigue a la música en nombre del descanso del vecindario. Por si fuera poco.

Dentro de ese contexto surge la desorientación y los recelos y los aparentes conflictos de intereses en el sector, sobremanera de aquellos que no saben valorar las iniciativas ajenas, reviertan positivamente o no en el conjunto.

Afortunadamente la reacción no puede a la acción y cada vez hay más gente dispuesta a que el dinamismo, real y fructífero, del sector musical, sea mayor. Pero los profesionales que no sean capaces de reciclarse y adquirir una nueva perspectiva de su oficio están condenados a la decadencia. El directo crece, sí, pero también crece el número de los nuevos profesionales que se incorporan a él. Muchos de ellos son, precisamente, los que más contribuyen a su crecimiento y merecen, por tanto, beneficiarse de ello. El futuro es de los que creen en él.

Resumen del editorial de la revista de la industria del espectáculo CLAVE Profesional. Nº 55. Junio/Julio 2007

 
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